Robert Fernández vio hace algo más de dos años en Arthur Melo detalles de Xavi Hernández y Andrés Iniesta. El ex secretario técnico del FC Barcelona se obsesionó con el mediocentro brasileño y hasta que no logró su fichaje no cesó en sus intentos. Acabó costando 31 millones de euros fijos más otros 9 en variables, pero sus primeros pasos como jugador culé fueron esperanzadores.

Grandes partidos en sus primeros meses como el duelo de Champions League contra el Tottenham Hotspur o el Clásico de Liga contra el Real Madrid generaron una gran ilusión en el barcelonismo, que veía en el al jugador para dar continuidad al juego de posición durante los siguientes años. Pero fue un espejismo, ya que no tardó en demostrar su irregularidad o su falta de continuidad por culpa de las lesiones.

Arthur Melo en ningún momento llegó a poder consagrarse como titular indiscutible ni con Ernesto Valverde ni con Quique Setién, ya que no se logró encontrar una posición ideal para su juego. Como mediocentro es demasiado débil táctica y defensivamente, mientras que como interior le faltaba recorrido, llegada y verticalidad. Todo ello, sumando lesiones y casos de indisciplina.

El centrocampista brasileño llegó a participar en 72 partidos oficiales desde que llegó al FC Barcelona, pero solamente 11 de ellos pudo completarlos. Físicamente nunca ha sido un jugador demasiado fuerte y su habitual desgaste propiciaba que fuese siempre uno de los sustituidos. En la presente temporada, solamente fue titular en 17 encuentros, completando seis sin ser sustituido.

Hace falta reiterar también sus problemas físicos y los datos así lo corroboran: Arthur Melo ha tenido once lesiones en dos temporadas, lo que supone una verdadera barbaridad. Además, aprovechó alguna de ellas para escaparse a hacer snowboard o para ir a la fiesta de cumpleaños de Neymar. Es decir, que tampoco ha demostrado ni que se sabe cuidar ni que la profesionalidad le sobra.

Arthur realentizaba el juego

Cuando Quique Setién llegó al FC Barcelona, se esperaba que Arthur Melo ganase protagonismo por ser un centrocampista creativo, teóricamente del gusto del cántabro. Pero finalmente, el técnico culé siempre acabó poniendo a Frenkie de Jong y a Arturo Vidal por encima ya que, en sus propias palabras, consideraba que al brasileño le faltaba velocidad para mover el balón. La prueba definitiva de que tal vez Arthur no encaja tan bien en el Camp Nou como nos hicieron creer.