Francisco Trincao no solo marcó un golazo ante el Betis en el último encuentro liguero, sino que además confirmó el buen momento de competencia que se vive en el FC Barcelona, con suplentes que contribuyen tanto o más que los titulares cuando la pelota quema. Claro, Messi queda fuera de la comparación.

El argentino vio a su equipo por debajo ante los verdiblancos y nada más entró al campo y dejó una pincelada de calidad con pausa, control y definición que pocos tienen capacidad de conseguir, empate y conducción total del astro culé, ayudado por Trincao en el último tramo del encuentro con una perla de gol para los tres puntos.

Esto viene de la mano con el enfoque físico que ha puesto como pauta el director técnico holandés, que en pretemporada causó que varios integrantes de la plantilla aseguraran estar fundidos (en buen término) con los entrenamientos. Pero el resultado ha sido favorable, porque gran parte del funcionamiento ofensivo del equipo se hace sentir en los segundos tiempos de cada partido.

Hasta cinco sustitutos han marcado gol en los últimos seis encuentros, con Leo Messi dos veces en esa lista que completan Riqui Puig, Dembelé y Trincao. Este aporte o eficacia no se veía desde hace algún tiempo, cuando el canterano Pedro era el encargado de dar revulsivo a los encuentros y ser casi seguro que su cambio subía al marcador.

Una victoria en los últimos minutos ante el Betis sumó en carácter también, importante para un equipo que le costaba reaccionar y tenía un ritmo muy bajo al momento de presionar a sus rivales. Ya con media temporada en curso, Koeman comienza a dejar ver su idea de cara al futuro con el club.

Mentalidad y juventud

La titularidad de Frenkie de Jong, la irrupción de Pedri y la personalidad de Riqui Puig, son algunos elementos que llaman la atención en este Barcelona, que ve como los jugadores jóvenes no se dejan llevar por la experiencia de los habituales y se sienten en capacidad de pelear el puesto y los minutos en iguales condiciones.

Junto con esto, llega esa lucha hasta el final con el Betis y la remontada ante el Granada, dos muestras de personalidad en el club que tanto se extrañaba, siendo un punto de asfixia y también de reinicio aquella goleada en Lisboa, cuando el Bayern salió como un tren y arrolló a un equipo sin alma.