Doble rasero arbitral con el Barça y Casemiro: Hace y deshace sin castigo

Una vez más, el mediocampista del Real Madrid Carlos Casemiro dio una muestra de su rudeza a la hora de jugar al fútbol en el partido ante el Levante. A pesar de la victoria del conjunto “merengue” por 0-2, al brasileño le fue perdonada la segunda cartulina amarilla cuando el encuentro aún contaba con un solo gol en el marcador, siendo una de tantas veces que esto ha sucedido.

No es una sorpresa para nadie que Casemiro sea un jugador que use desproporcionadamente la fuerza en el ejercicio futbolístico. A pesar de destacar innegablemente por su entrega y desgaste dentro del campo, el deportista de la selección de Brasil comete, con mucha regularidad, muestras del uso imprudente de su portentoso físico.

A su vez, la mayoría de los árbitros parecen tener algún tipo de miedo a la hora de analizar las jugadas que podrían terminar en una posible expulsión para el mediocampista del Real Madrid. El caso más reciente fue ante el Levante, el pasado fin de semana, a pesar de que ya había sido amonestado una vez y de que el colegiado principal del encuentro, José Luis Munuera Montero, se encontraba a escasos metros de distancia de la jugada.

Lo más preocupante de la actuación de los árbitros frente a las acciones del ex Sao Paulo es que el árbitro encargado del VAR, Pablo González Fuertes, tampoco calificó la falta cometida como válida para una amonestación, a pesar de la rudeza de la misma. En la retina de los fanáticos del Barcelona estaba aún latente la expulsión que sufrió Clément Lenglet, hace dos fechas, en Vigo, por una acción de similar dureza.

Casemiro, experto evasor de tarjetas rojas

Como ya se mencionó, el número 14 del Real Madrid goza de una excelsa combinación de talento, suerte y complicidad arbitral para no ser expulsado. Estas acciones siguen indignando al mundo del fútbol español, pero aún más al entorno del FC Barcelona, rival directo del Real Madrid por el título liguero año tras año y uno de los equipos favoritos de Casemiro para ejercer sus excesos.

La muestra más clara y simbólica de lo anteriormente descrito se remonta al partido que enfrentó a catalanes y madrileños en la segunda mitad de LaLiga 2016-17, cuando el 'canarinho', a pesar de ya haber sido amonestado al minuto 12’, siguió comiéndole los tobillos a Lionel Messi hasta que fue sustituido por Mateo Kovacic en el fragmento 70’ del compromiso. A pesar de su brutalidad, Casemiro no consiguió parar al argentino quien marcó dos tantos esa noche, incluyendo el icónico gol que selló el 2-3 final y que celebró enseñando el dorsal de su camiseta a toda la grada madridista.

Casemiro sigue muy centrado en el Real Madrid