Sergio Ramos volvió a ser el protagonista negativo de un partido del Real Madrid por sus malas artes empleadas contra los jugadores contrarios. En concreto, el central andaluz realizó una durísima entrada sobre el jugador de Osasuna Rubén García que hubiese sido merecedora de cartulina roja por su peligrosidad, pero finalmente solamente se sancionó con falta y ni siquiera hubo amonestación.

La acción se produjo poco antes de la media hora de partido. Sergio Ramos intentó robar el balón a Rubén García con un tackling, pero llegó tarde y acabó impactando con sus tacos sobre el tobillo del futbolista rojillo en una acción que podría haber lesionado de gravedad al jugador 'rojillo'. La acción era muy clara de expulsión, pero el capitán del Real Madrid salió impune como tantas ocasiones.

Jesús Gil Manzano, colegiado del partido, ni siquiera hizo amago de querer amonestar al jugador de Camas y, además, tampoco le avisaron para que revisara la acción en el VAR. Naturalmente, el público del Sadar no se tomó nada bien la violenta acción de Sergio Ramos sobre su jugador y la tomó con él con abucheos e insultos continuados

Para más inri, instantes después, Sergio Ramos marcó un gol de cabeza en jugada de estrategia y sembró todavía más polémica al encararse con el púbico de Osasuna durante su celebración. Los aficionados reaccionaron todavía con más indignación, insultándole e incluso llegando a arrojarle algún objeto como puede ser un mechero.

Sergio Ramos, un habitual de las entradas feas

A sus 33 años y después de 17 temporadas en la élite del fútbol, Sergio Ramos se ha ganado a pulso su fama de futbolista violento. El capitán del Real Madrid no mide en sus acciones y prácticamente cada temporada deja algún lesionado a causa de acciones similares a la que protagonizó en el Sadar.

Curiosamente, el andaluz suele quejarse amargamente de que su antigua afición, la del Sevilla, le reciba con abucheos e insultos y, en cambio, muestre sus respetos a ex jugadores suyos como Dani Alves o Ivan Rakitic​. Tal vez, Sergio Ramos no haya reparado en que su actitud antideportiva sobre los terrenos de juego es muy distinta a la del brasileño o la del croata.