Francia se sabe campeona del mundo y espera que su fútbol sea tratado con mayor respeto, incluso haciendo del insulto la vía de defensa a su competición. Neymar y Mbappé son las víctimas más recientes de este hecho que en el país galo generó un gran revuelo tras el partido de ida de semifinal ante el Manchester City.

Finalistas el año pasado y semifinalistas esta temporada tras eliminar al Bayern de Múnich, el PSG cayó 1-2 ante el conjunto inglés en un partido muy dividido, con un tiempo de juego para cada equipo en el que los ciudadanos consiguieron ser más efectivos, aunque también la mala suerte acompañó a los franceses.

La prensa se dejó llevar por las emociones y criticó sin piedad a las dos estrellas del conjunto francés tras la derrota, quitando responsabilidad a Keylor Navas tras su error y restando méritos a lo hecho por el virtual campeón de la actual Premier League, que demostró estar convencido de pelear su primer título europeo.

El diario L´Equipe puntuó las actuaciones de los jugadores y en el caso de Mbappé dejó un rácano 3 sobre 10, que si bien es cierto que no fue el mejor partido del francés también habrá que ver la labor hecha por la misma defensa que anuló a Haaland en 180 minutos en los cuartos de final de la competencia.

Para Neymar fue un 4 sobre 10, uno más que Mbappé pero también mucho castigo, amparados en la amarilla que se ganó por demostración de frustración y lo errático que estuvo en ciertos compases del juego. Pero el verdadero puñal está en que su puntuación fue la misma que la de Keylor, portero que permitió un gol tras un claro fallo.

Pasando factura

Así como en Francia se comen vivos a ambos jugadores, en España e Inglaterra distintos medios analizan la posibilidad de que esta postura sea un cobro por el hecho de no haber renovado todavía ninguno de los dos, sobre todo Mbappé, que sigue sonando mucho para el Real Madrid y no parece tener la intención de girar el timón.

Neymar sigue sonando para el Barcelona entre rumores de inversiones, rebajas salariales de su parte y otros factores que parecían  muertos tras aquel “no sé qué cambió pero me siento en casa y quiero quedarme en París mucho tiempo”, aunque decir eso y seguir sin renovar, termina siendo más de lo mismo.