La derrota ante el Granada 2-1 fue dura e inesperada. Porque durante el primer tiempo el equipo hizo lo que tuvo que hacer para ganar, pero se olvidó de todo lo que había que hacer tras el descanso. El golpe fue difícil, porque a una temporada a la que al principio se le había puesto la etiqueta de “transitoria” el esfuerzo por alcanzar a los líderes y pisarle los talones (Madrid y Atlético) fue impresionante.
Al Barça se le puso cara de tonto tras ver cómo dejó perder una oportunidad de oro para situarse en lo más alto de la tabla. Fue tan duro que, tras acabar el partido, no había n excusa. El vacío de la derrota fue un gancho al estómago que dejó a los futbolistas del Barça besando la lona.
La gestión de Koeman
El técnico holandés no tuvo un buen día ante el Granada. Más allá de la expulsión no acabó de leer bien el partido, sobre todo en lo que se refiere a los cambios, no tanto por los jugadores a los que convocó. Aunque no lo expresó de forma pública, a nivel interno y junto a sus colaboradores considera que se cometieron errores y que nadie puede salir indiferente ante un tropiezo tan grande, ni los futbolistas ni el cuerpo técnico.
Según el diario Sport, así lo hizo saber una vez abandonado el césped sin eludir la autocrítica, pero Ronald también entendió que lamerse las heridas no sirve de nada porque, pese al shock de la derrota nada está perdido. Así actuó cuando habló en el vestuario con algunos de los principales jugadores tras atender a los medios de comunicación.
Todos los jugadores estaban enfadados y decepcionados por la derrota, pero, más allá de lo que se habló referente a lo futbolístico, no hubo ni una sola recriminación por su parte porque no era el momento para ello.
Así lo dijo en rueda de prensa, donde expresó su malestar por los errores que se cometieron, pero animó a todos seguir creyendo en que el club aún tenía posibilidades. Koeman actuó de la misma manera cuando vio las caras de desánimo de unos profesionales en el vestuario que han vivido episodios duros en lo que va de sus carreras como futbolistas
Los vio muy afectados, incluso más que tras perder la Supercopa ante el Athletic en enero, pero les invitó a mirar hacia adelante y a pensar desde ya en el Valencia, el próximo compromiso que tienen en la agenda. Les dijo que no hay nada perdido y que quedan cinco partidos. Razón por la que les toca levantarse para ganarlos todos si quieren ser campeones.
Una charla corta
Koeman lo expresó claramente en la rueda de prensa: "He hablado con varios jugadores, pero por el Covid no se puede estar mucho rato en el vestuario. Estaban los mayores. Estaban decepcionados. Hemos hablado del partido del domingo. Hay que mejorar cosas”.
A Algunos de los futbolistas no les acabaron de convencer los cambios introducidos porque entendieron que no ayudaron a reaccionar al equipo, aunque también fueron los primeros en asumir su parte de culpa. Todos los jugadores entendieron que ya no queda margen de error y de que será necesario ganar los partidos que quedan si quieren tener una oportunidad para ser campeones. No se puede fallar más.