La figura de Ronald Koeman en el FC Barcelona está en discusión. No sólo después del empate ante el Valencia, en el que los blaugrana pudieron hacer mucho más para conseguir los tres puntos. Se puede hablar de la actitud de los jugadores y hasta de la ambición en el campo, pero la gran responsabilidad del momento que vive el equipo en LaLiga la tiene el entrenador holandés, quien tendrá que encontrar soluciones inmediatamente, si no quiere marcharse después de las elecciones. 

Koeman ha repetido en varias oportunidades que no se puede 'apegar' a un solo planteamiento táctico porque cada equipo es diferente. En gran parte de la temporada, el de Zaandam ha apostado por el 4-2-3-1, que le dio buenos resultados con Holanda,  y en algunos momentos, en determinados partidos, ha probado el 4-3-3 (al que estaba acostumbrado el Barça antes de su llegada), pero nada parece resultarle al técnico azulgrana. 

Frente al Valencia, el FC Barcelona comenzó con el 4-3-3, para pasar al 4-2-3-1 y terminar con un forzado 3-5-2 para intentar conseguir la victoria, pero sólo consiguió mostrar la versión más desesperada y caótica del equipo. Aunque Koeman quiere demostrar que no quiere 'casarse' con un único sistema, sólo ha demostrado que, a pesar de que su vestuario está lleno de estrellas, no tiene capacidad de reacción, más allá del partido ante la Real Sociedad.

En el caso concreto del Valencia, el equipo comenzó con un 4-3-3 muy dinámico. Sergio Busquets, ante la baja de Frenkie de Jong, fue el único mediocentro y cubrió las espaldas de Philippe Coutinho y Pedri González, que estaban más adelantados en la zona media del campo. En el ataque, Braithwaite comenzó por la izquierda, mientras Messi y Griezmann se compartían la posición de 'falso nueve' y la banda derecha. 

En algunos momentos, se veía marcado el 4-2-3-1 por la movilidad que le pedía el holandés a sus jugadores, sobre todo cuando Pedri se acercaba a Busquets para recuperar balones. También se probó el 3-4-3, con 'Busi' entre los centrales y Jordi Alba y Sergiño Dest más adelantados (casi como extremos) e incluso el 4-1-4-1, con el centrocampista de pivote. La primera parte del Barça fue muy positiva y el equipo pudo llegar a más que 1-1 en el marcador, pero los fantasmas de siempre, los errores en la defensa y la falta de puntería, volvieron a castigar a los culés. 

El Barça buscó la victoria caóticamente

La historia del FC Barcelona ante la Real Sociedad, en la que los culés lograron remontar, no se repitió en el Camp Nou. Cuando Maxi Gómez consiguió igualar el marcador, el partido bajó el ritmo. Aunque el Barça buscaba la victoria, el nivel de los jugadores bajó inexplicablemente. Koeman buscó el gol con un 3-5-2 desesperado, con Lenglet atrás, los laterales abiertos y Trincao de interior. 

El caos reinó en los últimos minutos de partido y la irregularidad de los blaugrana fue más que evidente. Koeman dice que aún la Liga no está perdida, pero hará falta de mucha magia (mucho más allá que refuerzos en la próxima ventana de transferencia) para recuperar a un equipo que no termina de despegar.