Una cosa es lo que se muestra en la pantalla y otra es lo que se sabe en las oficinas de los clubes, que es donde se terminan llevando a cabo las operaciones, fichajes y pagos, lo que realmente cuenta al momento de hacer la plantilla cada año y justo lo que tiene a Neymar en Paris cuando se esperaba que Verratti estuviera en Barcelona.

Repetidamente se ha visto a Neymar diciendo que está feliz en París, que ahora se siente en casa y aunque no sabe lo que sucedió para ese cambio, está seguro de querer pasar mucho tiempo en la capital francesa. Medida de presión o una verdad gigante, eso solo lo sabe el jugador, aunque no parece que sea lo segundo.

Desde el entorno culé se conoce la disposición de Neymar para volver al Barcelona y ser la punta de lanza de un nuevo proyecto en el que será el heredero (ahora sí) de Messi, que negocia sus últimos años en el fútbol de élite y quiere que en el club quede alguien capaz de asumir los galones necesarios en un equipo de este tamaño.

Por más que dice Neymar que la renovación es un hecho, sigue sin firmar el contrato y al parecer los nervios comienzan a florecer en el Parque de los Príncipes, que no entienden cómo siguen saliendo declaraciones como esta y el brasileño no termina de sentarse para poner su firma de manera definitiva.

Le crecen los enanos a Nasser Al Khelaifi, que ve como Mbappé ignora sus llamados y al mismo tiempo Neymar, la gran figura del equipo, está preparando su salida para no quedarse en medio de una operación que puede dejarlo solo en Paris o en su defecto, en un tercer club sin el mismo estatus y sin Messi.

Movimiento galo

El PSG ya hizo llegar a Messi la primera oferta “formal” por dos años de contrato y un gran salario según apuntan distintos medios de España, Francia e Inglaterra, aunque se espera que el argentino firme ese mismo tiempo con el Barcelona. Mientras, Neymar sigue preparando su posible regreso a España.