La derrota del FC Barcelona ante el RB Salzburg ha sido un jarro de agua fría para los culés, que acumulaban tres victorias consecutivas en la pretemporada 2021-22 y que están a la puerta de la disputa del primer título del curso, el trofeo Joan Gamper, y a poco más de una semana del arranque de LaLiga Santander. Las fallas del equipo son, sin duda, un llamado de atención a Ronald Koeman, que es consciente de que hay mucho por trabajar y mejorar de cara a que el Barça vuelva a ser el equipo competitivo y con brillo con el que tanto sueña el barcelonismo.

De los amistosos no se deben sacar muchas conclusiones, pero si sirven de prueba para ver lo que funciona y lo que no, además de ser ideales para que un entrenador, en este caso Koeman, pueda 'inventar' y modificar su planteamiento sin que estas innovaciones pasen facturas. En Austria, fue un ejemplo de ello. Lejos de la imagen que habían mostrado los azulgrana ante el Nàstic, Girona y Stuttgart, en el choque de este miércoles se vio a un Barça mucho más espeso y 'castigado' ante un Salzburg con más rodaje, que supo aprovecharse de los errores y desaciertos de los culés. 

Lo cierto es que fueron varios cambios que el neerlandés implementó en el partido, varios que ya había probado en el curso pasado y que en esta oportunidad no dieron los frutos deseados. El Barça volvió al 3-5-2 con el que Koeman consiguió la 'resurreción' del equipo en un tramo del 2021, con la novedad de Frenkie de Jong jugando como central en el medio, ocupándose de la salida del balón, algo que no salió como se esperaba porque los jugadores, de cierto modo, no supieron asumir ni gestionar el cambio táctico.

El Salzburg se aprovechó de la 'incertidumbre' de los de Koeman, que sufrían para aguantar la presión alta de los austríacos. Los de Matthias Jaissle salieron a asfixiar a los culés a la primera línea y el plan les salió a la maravilla porque además los laterales del Barça, vestidos de carrileros, no supieron sacar provecho de la amplitud; un punto 'extra' del que los locales se aprovecharon y así recuperaron el balón en zonas comprometidas.

En principio, el sistema es uno de los puntos a resolver, con la ocupación de los espacios por parte de los futbolistas y también la presión con la que saltan a defender y hacerse con el balón, algo que costó en ciertos periodos del juego contra el Salzburg. Eso, en cualquier caso, debería ser un punto que Koeman resolverá cuando se reincorporen el resto de internacionales (con hincapié en Eric García para la defensa y Pedri en el centro del campo), pero ya es un aviso de que el plan no salió como era debido.

El nivel de los jugadores

Antes mencionábamos que no deben sacarse conclusiones apresuradas de los partidos amistosos, pero llamó la atención el despliegue de Jordi Alba y Clément Lenglet en el campo, muy por debajo de las expectativas y con equivocaciones preocupantes. Es cierto que el lateral lleva poco más de dos semanas en los entrenamientos, pero mostró desajustes atípicos en él y estuvo espeso al momento de defender. De hecho, una de las jugadas más peligrosas de los de Jaissle nació de un balón que dejó Alba a uno de los atacantes dentro del área. 

El central francés, por su parte, sigue sin 'reinvindicarse' y su nivel está en discusión. En los minutos que había disputado antes, ante el Girona y Stuttgart, había pasado desapercibido porque el Barça no sufrió defensivamente, pero una vez más dejó a la vista todos los 'fantasmas' que le acompañan. El único que puede salvarse en la zaga defensiva es Ronald Araújo, que pocos (o ninguno) fallos tuvo. El charrúa estuvo acertado y con mucha precisión.

¿Dónde quedó la presión tras pérdida?

Uno de los factores que había emocionado más a los aficionados azulgrana en los anteriores partidos de pretemporada había sido la presión constante de los azulgrana tras la pérdida del balón. Querían dominarlo permanentemente y 'negar' al rival la posesión en todos los sentidos. Ante el Salzburg, sufrieron muchísimo por los contragolpes y Busquets y De Jong se vieron muy debilidados al momento de sostener el bloque. 

De allí que los austríacos, también beneficiados por el rodaje, se aprovecharan de la fragilidad y todos los espacios que dejaban los culés, que no eran pocos. Una de las acciones en las que quedaron 'retratados' los de Koeman fue una transición veloz antes de los 40 minutos en la que había un dos para uno ante De Jong, con Okafor dirigiendo la ofensiva. Le habilitaba dentro del área Adeyemi, y el suizo se quedó con la oportunidad para marcar a puerta vacía, pero la mandó fuera rozando el poste. Un 'inconveniente' que el Barça pudo evitarse y algo en lo que Koeman deberá trabajar para evitar que se repita.