Memphis Depay ya es jugador del Barcelona a toda norma, con un contrato hasta 2023 y una cláusula de recisión de 500 millones, cifra que servirá para mantener alejados a los clubes de estados y jeques que quieran arrebatarle al nuevo jugador a la institución culé, que comienza la segunda temporada de Koeman.

Desde su llegada al equipo el técnico pidió el fichaje de Depay, que por aquel entonces tenía un año de contrato con el Lyon y pudo ser fichado por 20 millones. El club no podía hacer ninguna inversión y terminaron por esperar los doce meses de libertad que condicionaron su contratación al final.

Koeman ya lo tiene en el club y a falta de dorsal e inscripción, ya se incorporó a la disciplina azulgrana que este sábado tendrá su segundo amistoso de pretemporada luego del debut goleador ante el Nástic con victoria abultada de 4-0, en un partido de ensueño para Rey Manaj en su debut.

La incorporación de Depay responde a las carencias ofensivas del club tras la lesión de Coutinho la temporada pasada y la de Dembélé en la recién terminada Eurocopa. Braithwaite, que no aportó mucho, está en la rampa de salida y solo quedan Ansu Fati y Griezmann, el último con pie y medio fuera del equipo.

Messi sigue sin renovar con el Barcelona, lo que haría más difícil armar la plantilla y darle espacio a Depay, aunque al ya tener un contrato formal pasará a ser integrante de la institución y por ende, cobrar el salario que le corresponde.

Poco tiempo

Ante la inestabilidad de Koeman y el propio equipo, Depay prefirió firmar un contrato de solo dos años, algo que también va ligado a su propio rendimiento en la élite, con el mal recuerdo de Manchester y un buen paso por Francia bajo el mando de Rudi García en el Lyon.