A falta de dos días para que se cierre el mercado de fichajes, el regreso de Neymar al FC Barcelona ha quedado prácticamente descartado. Las negociaciones entre el club azulgrana y el Paris Saint-Germain no han llegado a buen puerto y hasta Leonardo, director deportivo del club galo, admitió que no hay acuerdo y que posiblemente no lo haya antes del cierre de mercado.

"La negociación no está rota pero no hay acuerdo porque nuestras peticiones no han sido aceptadas. Estamos abiertos a hablar de jugadores pero no hay acuerdo. La posición del PSG y de Neymar siempre ha estado clara: si llegaba una proposición satisfactoria podría marcharse pero no es el caso", dijo el brasileño, que tenía una idea clarísima.

Una idea que, según las informaciones publicadas por el diario Marca, era la inamovible petición al FC Barcelona del pago de 150 millones de euros, además de jugadores como moneda de cambio en la operación. El FC Barcelona quería bajar esa cifra como fuese, pero el Paris Saint-Germain se negó en todo momento.

Naturalmente, al Barça ya no le quedaba músculo financiero para pagar de golpe y porrazo los 150 'kilos' que pedían los parisinos, y más teniendo en cuenta los más de 200 que se han gastado en Antoine Griezmann, Frenkie de Jong, Neto y Junior Firpo. Para ello, la entrada de futbolistas en la operación era clave, pero el PSG respondió con lo mismo: 150 millones para empezar a hablar de jugadores.

Óscar Grau, Javier Bordas, Eric Abidal y André Cury confiaban en que todo se solucionase a través de un Neymar que comunicó al Paris Saint-Germain que solamente escuchase al Barça. Pero ni así fue suficiente para mover a los duros negociadores parisinos, que nunca tuvieron la idea de favorecer la salida de Neymar si eso implicaba venderle al Barça.

Ni con jugadores

Futbolistas como Ousmane Dembélé (mediante cesión), Ivan Rakitic o Jean-Clair Todibo fueron ofrecidos al Paris Saint-Germain y la respuesta fue positiva, pero nunca para rebajar los 150 'kilos' a tocateja. Esa exigencia fue totalmente decisiva para hacer fracasar una operación que solamente se podría arreglar si el PSG da su brazo a torcer, algo que parece imposible.