La Champions femenina terminó con una imagen histórica en la que las chicas del Barcelona celebraban a todo dar su primer título continental y Laporta en la grada, con un Ceferin bastante incómodo a su lado, que veía como finalmente el fútbol, es el que vence pese a la grandes inversiones extranjeras que a su parecer “vienen para preservar nuestro fútbol”.

 En la acera del frente, la peor imagen que deja el fútbol: el equipo que pierde una final. Quedar campeón está reservado solo para uno y podemos debatir entre si lo merece o no cada año, pero el segundo lugar, al que muchos llaman “mejor perdedor”, es la postura más dura de todas en este deporte.

Pocos recuerdan a los subcampeones más allá del Milan que sufrió la remontada del Liverpool o la Holanda que siempre quedaba segunda en las copas del mundo. La presión y carga mental a la que se expone el subcampeón de un torneo es abismal pese a que al igual que los demás, termina sin título.

El Chelsea demostró no solo ser un gran equipo subcampeón, sino que además tiene un equipo de chicas que son realmente deportistas, en toda la extensión de la palabra, ya que apenas sonó el último pitazo del árbitro se reunieron en grupo, escucharon a su estratega y mantuvieron al unión como grupo.

Saber perder es más importante y difícil que saber ganar, porque cada competición tiene un solo trofeo y año tras año todos los equipos del mundo se preparan para lo mismo y la competencia es cada vez mayor. El ejemplo brindado por estas jugadoras, fue tan inmenso como necesario en esta competición y el fútbol mundial.

Sigue creciendo

El fútbol femenino sigue dando pasos gigantes tan necesarios como importantes, gracias a una gran organización y demostración de talento que vienen dejando cada temporada. Una vez terminada la Champions, la organización anunció un cambio de imagen e himno que hará más personal esta competición.