Nasser Al Khelaifi está decidido a ser el protagonista del verano en el mundo del fútbol, comenzando con el caso de Mbappé y la negativa a venderlo, hasta el ahora enfrentamiento que tiene con los clubes profesionales de Francia por asuntos económicos a los que según parece, no dará la cara tan fácilmente.

Todo comienza con aquel gran estruendo económico que apareció en los derechos del fútbol profesional en Francia, que tras la pandemia mundial parecía estar en peligro y no encontrar un emisor que pagara lo necesario. En ese momento, buscar un nuevo nicho televisivo era misión tan urgente como complicada.

En medio de las reuniones de clubes, en las que a través del consejo de administración de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) que integra Al Khelaifi como presidente del PSG, accedieron a Amazon como el nuevo proveedor del servicio de transmisión en un 80% de los partidos correspondientes a primera y segunda división.

Esto dejó rezagado a Bein Sports, antiguo dueño casi a pleno de los partidos de la Ligue 1 y Ligue 2, además de ser tradicionalmente el encargado de este servicio. Un total de 600 millones de euros en cuatro años es la cantidad de que tendría que pagar la empresa de Bezos a cambio del acuerdo al que llegaron.

Bein Sports no parece estar de acuerdo y ahí entra Al Khelaifi, que siendo presidente (también) de esta empresa, no ha dado el dinero correspondiente al 20% que le corresponde y los choques comenzaron a darse, al punto en el que la prensa francesa ya hace alusión al doble frente que aborda el ejecutivo.

Embarque y asunto de peso

El pasado lunes el presidente del PSG evitó acudir a la reunión de clubes por motivos de agenda personal según revelaron medios galos, pero su situación ante los dueños y representantes de equipos es complicada por la deuda presentada, que afecta con particular importancia a los clubes de segunda división.