"La rodilla está bien, son pequeñas molestias", expresó Piqué al final del encuentro en Mestalla frente al Valencia. Pero ‘bien’ no debe estar, pues un cuarto de hora previa al inicio del partido, el central recibió un masaje en pleno túnel de vestuarios por el protocolo de LaLiga. Desde que sufrió la lesión en el Wanda, Piqué juega con el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha parcialmente roto.

Aunque, es importante resaltar que recuperó el ligamento lateral interno. No obstante, el día de la remontada de Copa del Rey frente al Sevilla, el jugador azulgrana recayó en su lesión. Y, desde que reapareció en la final de Copa frente al Athletic de Bilbao (no pudo disputar el Clásico), ha jugado bajo mínimos con el fin de no volver a recaer en su lesión.

Piqué pende de un hilo. Por una parte, en el club y en el vestuario se le aplaude su entrega y compromiso por ayudar al equipo en este tramo final de curso en el que, entre otras cosas, el Barça ya logró levantar un título gracias a su gol agónico ante el Sevilla. Aún tocado, Piqué sigue brindando solidez en la defensa gracias a su experiencia, colocación y capacidad competitiva.

Durante los últimos minutos contra el Valencia, Piqué sacó la batería antiaérea y despejó todo los balones que amenazaban su fortaleza. Pero los problemas físicos no paran de salir a la luz, y, en los últimos compromisos, se ha notado que a Piqué le cuesta correr para atrás. Contra el Granada tuvo un partido flojo y, en Valencia, una carrera con Guedes en la primera parte demostró que está justo de velocidad. Significa un riesgo mayúsculo para un equipo que juega con tanto espacio entre su línea defensiva y el portero.

Da más de lo que quita

Desde el principio, Koeman lo ha tenido claro. Incluso tocado, Piqué da mucho más de lo que quita. Ha conectado bien con él (sólo hace falta ver sus abrazos los días del Sevilla y de la final de La Cartuja que ante el Athletic) y se siente seguro cuando el central está en el campo. Aunque el técnico holandés ha tenido que dejar un poco al costado su eslogan de que un jugador debe estar al cien por cien para ser incluido en una lista

Koeman ha priorizado, en este momento de la temporada, la necesidad de contar con jugadores con experiencia y galones en el campo. Y Piqué tiene de sobra. El central debe saber que, sin estar a tope, puede estar comprometiendo algún resultado del equipo, pero valiéndose de su sensatez, en la balanza llegó a la conclusión de que, incluso en su condición, le da más que le quita al Barça. Ahora tiene una semana de descanso para poner en orden su rodilla. Deberá medirse nada menos que a Luis Suárez.