A pesar de haberse marchado por debajo en el marcador en la primera mitad, el FC Barcelona salió en el segundo tiempo con ganas de remontar el partido, y la entrada de Dembélé y Pedri ayudó a que el conjunto culé fuese más incisivo por las bandas y tuviera una mayor profundidad. Antes de la hora de juego, en el minuto 57, los culés vieron recompensada su insistencia.

Una gran jugada gestada en la zona de tres cuartos de campo, con obertura hacia la banda izquierda de Jordi Alba, permitió que el Barcelona empatase momentáneamente el encuentro. Jordi Alba sacó uno de sus tradicionales centros rasos al punto de penalti, y Pedro Alcalá desvió la pelota hacia su propia portería al intentar despejar, marcándose un autogol.

La diana fue una gran liberación para el Barça, que hasta entonces no había conseguido penetrar en el entramado defensivo de los de Cervera, muy seguros atrás y con mucho oficio para desbaratar una y otra vez las intentonas culés. El Barça parecía animado y con ganas de terminar de decantar la balanza a su favor, con más de media hora aún por jugarse.

Lo que no se esperaba nadie es que, apenas cinco minutos después, una pifia entre Alba, Lenglet y Ter Stegen, impropia para el nivel y renombre de un club como el Barça, volvería a favorecer en el marcador a un Cádiz que, al verse de nuevo con ventaja, ya no la soltaría.

Jordi Alba, con dos caras en Cádiz

Jordi Alba, por lo tanto, podría decirse que fue el bueno y el malo de la película culé este sábado. Fue esencial para que el Barça empatase y, cinco minutos después, repartió un pase en saque de banda de auténtico enemigo para Lenglet, a quien le llegó la pelota botando a su propia área. El francés decidió mal al dejar pasar el balón, y permitió que Negredo se aprovechara de la poca contundencia de Ter Stegen.

2-1 y para casita. El FC Barcelona tendrá que mejorar mucho si quiere luchar por algún título esta temporada, y no nos referimos al apartado de calidad ni físico, sino al de actitud y concentración. También al de fortaleza mental. De lo contrario, y por mucho que nos pese, tocará vivir otra campaña en blanco...