No se habían disputado aún ni 10 minutos de partido cuando ya Memphis Depay había exhibido buena parte de su catálogo técnico, especialmente con una especie de sombrero con un exquisito toque de exterior de pie que dejó a Le Normand fuera de sitio y obligado a hacer falta. Fue solo eso, un gesto técnico en el centro del campo, pero bastó para que la afición del Estadi, tan hambrienta de fútbol, le brindase sus primeros aplausos.

Inscrito en LaLiga con cierto suspense 24 horas antes del arranque de la competición liguera, el holandés no acusó la incertidumbre y empezó el partido con una actitud más que encomiable. Alineado como delantero centro puro, pero moviéndose por todo el frente de ataque, el ex del Lyon y del Manchester United entró con buen pie en su primer partido oficial.

Memphis Depay desprendió soltura, frescura, ganas y compromiso. Dejó claro que es un jugador superdotado en lo técnico y que se mueve tan bien en el área como en banda, una versatilidad que será oro puro para un equipo azulgrana que está obligado a buscar nuevos recursos sin Lionel Messi.

Repartió una asistencia

El gran resultado del Barça ante la Real Sociedad dejó también un número positivo en carácter individual para Memphis Depay. El delantero firmó su primera asistencia de gol en el minuto 19, cuando ejecutó de manera impecable una falta para que Gerard Piqué rematase cabeza a la red de Remiro. Fue un gol especialmente simbólico, porque la inscripción de Memphis llegó gracias a la rebaja salarial de Piqué.

Memphis, un auténtico ídolo en Olympique de Lyon, dio el primer paso para convertirse también en uno de los jugadores más queridos por el barcelonismo: poco después de asistir a Piqué, intentó marcar desde el centro del campo. Y, aunque no vio puerta, su participación fue alabada por todos.