Ronald Koeman tienen un mantra que lo persigue cada vez que es tema de conversación: vino cuando nade quería y ganó un título. Nada que no sea cierto aunque en condiciones normales, cualquier técnico querría dirigir a Messi y la Copa del Rey no sería el bálsamo para un club de este tamaño.

Pero el holandés no solo ha dejado cosas buenas sino que también ha demostrado carencias que ya dejó ver en el Valencia y también en su paso por el fútbol inglés, que si bien ha pulido, también es cierto que no ha dejado del todo claro si puede continuar con el proyecto al que sí, le puso la primera piedra.

La revolución que necesita el equipo la tenía bien entendida el entrenado antes de que llegara el propio Laporta, por lo que no habrá mayor sorpresa, pero no hay que olvidar que en momentos puntuales de la temporada hubo exceso de confianza en un grupo pequeño de jugadores que tal vez con más minutos hubiesen aportado algo distinto.

Pjanic es el gran ejemplo porque tiene mayor trayectoria y calidad que otros jugadores de la plantilla y a pesar de esto no fue parte de los planes. Quedó por detrás de Riqui Puig y ya eso es bastante decir para el bosnio, que solo jugó cuando la opción era irreversible para afrontar algún partido.

Tampoco se hizo mucho desde el entorno Koeman, que es una persona particular a la que le gustan mucho las atenciones y tal vez ese fue el motivo de tener compañeros en su equipo de trabajo que no le llevaran la contraria. A pesar de las buenas cosas que trajo, las malas son suficientes para replantearse su continuidad.

 Dinero, problema de siempre

El mayor valedor de que Koeman continúe es que se le debe pagar una indemnización para rescindir su contrato y se habla de un gasto que puede superar los 10 millones de euros, cifra que no se quiere pagar por Emerson para reforzar el lateral, por lo que hacer ese gasto no parece una opción viable.