15 años se cumplen desde aquella noche de magia en Stamford Bridge. Suspiraba el fútbol porque Zidane, Figo, Rivaldo, Davids y muchos otros fenómenos del balompié comenzaban a asomar los últimos años de su carrera, arrinconados por el invencible calendario que nos va dejando sin estrellas cada temporada.

Pero de cada estrella muerta nace una nueva y lo mismo pasa en el fútbol. Porque en aquel entonces había un Chelsea lleno de jugadores importantes a fuerza de petrodólares y un proyecto maravilloso dirigido por Abramovich y Mourinho. Y en frente, un Barcelona que en 2006 era un gran equipo de la mano de Frank Rijkaard.

Ronaldinho era el líder sin duda alguna. Sus regates, magia y sonrisa desesperaban y encantaban al mismo tiempo, aunque ese día, Rijkaard mostró valentía para darle espacio a un pequeño canterano que venía de romper cuanto rival se cruzara en las inferiores: Lionel Messi. El menudo y pequeño argentino se puso la casaca culé y comenzó el concierto.

El espectador principal fue Asier Del Horno, que seguro soñó con Tango y recortes aquella noche, porque lo de Messi por la banda derecha del Barcelona fue un auténtico recital. O una pesadilla si lo vemos desde el punto de vista del español.

Hasta tres rivales marcaron a “La Pulga” pero nadie lo alcanzaba, era impredecible, no se caía con patadas y empujones. Claro, a menos que plantaras los tacos de lleno en su rodilla o lo apresaras entre dos cuerpos. Tal vez así, se caía, pero solo para levantarse y demostrar que el combustible era inagotable.

Roja para Del Horno, 2-1 para el Barcelona y primer duelo con Mou. “Catalunya sabe de teatro, y esto fue teatro del bueno”, dejó el portugués en rueda de prensa, aprovechando para preguntarse si sería bueno jugar la vuelta. Lo hizo con la matriz subliminal de que los árbitros protegieron al Barcelona, pero también habrá quien piense que no quería enfrentarse de nuevo a Messi.

Aquella noche de 2006 fue el inicio de una actual leyenda de azul y grana, un gran golpe de autoridad de un equipo que terminaría siendo campeón de Europa y una noche fatídica para uno de los mejores equipos ingleses de los últimos años. Hoy, Messi sigue acumulando víctimas como Asier, aunque ya no importa si es en la banda o en el centro del campo.

Rivalidad futura

Ahí se gestó el primer gran duelo entre Mourinho y el Barcelona, que años después firmó por el Real Madrid y llevó su rivalidad hacia Tito, hacia Pep y hacia cualquier figura de autoridad culé en el campo, alimentando duelos bastante intensos y picantes que levantaron mucho polvo entre ambos clubes y se terminó por zanjar con Xavi y Casillas. Todavía se cree que eso pasó factura al portero español.