Si el primero no los dejó conformes, Messi anota un segundo gol de talla categórica y definición sublime, con la conduccióin de Trincao desde campo propio y una vez el balón en sus pies, se encargó de encarar con dirección al área, mientras veía todo el campo y comenzaba a fraguar la obra de arte que dejaría cerca del compás final del partido, pegando desde fuera del área con más colocación que potencia y un gran gol, el 21 de la temporada, que lo sitúa en la cima de la tabla de anotadores y pone al Barcelona a cuatro puntos del Atlético de Madrid.

En el partido que celebraba a Messi como màximo representante de la camisa del Barcelona en partidos jugados, el argentino se sacò de la chistera par de golazos que dejaron en jaque al Huesca, porque si el primero fue un auténtico misil sin oposición, el segundo fue una delicada pincelada de artista, que acumuló espectadores según pasos avanzó el 10 culé, para sellar por bajo y pegado al palo derecho del portero, un gol más en su cuenta personal.

Como si de una obra de teatro se tratase, comienzo y final del show lo dejó el astro histórico del club, abriendo el telón con firmeza y cerrando el espectáculo con otra maravilla que hizo olvidar rápido el golazo de Benzema el fin de semana. El tanto del francés para la victoria del Real Madrid fue tema de conversación estos días y Messi deidió recordarles a todos porqué es el mejor jugador de LaLiga y para muchos, del mundo. 

Líder en todo

Que el nivel de Messi esté en declive es un tema de directo y profundo debate, porque bien se puede aclarar que el calendario no pasa en vano y todos extrañan aquellos endemoniados piques constantes del argentino por todo el campo, pero al mismo tiempo, es indiscutible la calidad e influencia del 10, que cada vez que tiene el balón mueve por completo al equipo sin mirar quiénes le acompañan, porque si bien Pedri es un gran socio le da igual si al lado está Pjanic, lo que hace es una locura total, al puntoi de estar liderando la tabla de goleadores una vez en su carrera.

Si Messi está cabizbajo, juega bien, si Messi está de ánimo, es indetenible, si Messi está pletórico, como hoy, es incomparable. Su actitud y buen fútbol contagian y lideran a la plantilla según él mismo quiera y decida, demostrando que el capitán no solo se hace con gritos y que vale más hacer dos goles, golazos en este caso, que pelear con el árbitro durante noventa minutos o recriminar una falla en algún compañero.