El Barça arrastró en Girona sus graves problemas de mentalidad y su incapacidad para saber sufrir

"Tengo la sensación que regalamos los partidos. Así es muy difícil competir. Pero es parte de la inmadurez de muchos futbolistas", era la frase con la que Xavi Hernández resumía la derrota del FC Barcelona ante el Girona en Montilivi, tras un partido en el que pudieron ser claros dominadores durante 60 minutos y se vinieron abajo tras un error de Sergi Roberto que derivó en el empate y, posteriormente, en la enésima hecatombe de la temporada con la que se han complicado la vida a falta de cuatro partidos para el final. 

El entrenador egarense resaltaba el aspecto mental como "condicionante" del partido y, en parte, hay cierta razón. Son muchos los errores tácticos que comete el equipo, las desconexiones y decisiones que no corresponden de las que muchas veces no se habla, pero en esta ocasión (y en varias oportunidades en este curso) ha ido mucho más allá: El equipo, tras el primer golpe, baja los brazos y se rinde de inmediato. 

El 'virus' que condena al Barça de Xavi

Es un 'virus' colectivo, más allá de la inexperiencia de algunos jugadores y, más preocupante aún, algo que se repite cada año salvo excepciones. Cuando más hay en juego sobre la mesa, el Barça da un paso atrás y se esconde. Pasó en Arabia Saudí en la Supercopa de España, cuando los catalanes tras errores pronunciados pusieron en bandeja el título al Real Madrid con una goleada incontestable (4-1), se repitió en la Champions League contra el Paris Saint-Germain, dejándose remontar dos goles de ventaja 'solo' por la expulsión de Ronald Araújo y se ha repetido en el tramo final de LaLiga; contra el Real Madrid y Girona en cuestión de semanas. 

El discurso de que los azulgrana fueron superiores y un error individual derivó en la victoria del rival no puede tener continuidad y, probablemente, es la clave para que en el futuro sean capaces de competir. El Barça, que está entre los mejores equipos de la historia del fútbol europeo, tiene que estar en condiciones de soportar golpes e imponerse a las dificultades. La sed de victoria tiene que ser más grandes que un pase atrás de Sergi Roberto o un rebote de Jules Koundé. 

Sin 'revolución' y cambio de discurso no se puede 'competir'

Al final del día, el problema no son esos dos errores, ni mucho menos. El gran problema es cómo el equipo afronta la equivocación. La respuesta inmediata es hundirse y dar el partido por perdido; algo impropio de un conjunto con una historia tan grande y repleta de títulos. En Girona todos los jugadores se contagiaron del pesimismo. No hubo nadie, después de la remontada, que buscara dar un paso adelante o 'animara' a sus compañeros. El desanimo reinó y los fantasmas del pasado volvieron a hacer acto de presencia. 

Hasta que el Barça no sepa cómo sufrir y resistir, es imposible pensar que el equipo puede competir al nivel del Real Madrid, Manchester City o Paris Saint-Germain, entre otros. Son clubes que, en la mayoría de ocasiones, encuentran la fórmula para sobreponerse a las adversidades, sea cual sea. Sobre todo en actuaciones como esta, en la que el marcador fue tan abultado, los culés se 'esconden' en la superioridad que mantuvieron durante una hora... pero poco más. El fútbol actual, y es algo que hay que 'tatuarse', no requiere que seas superior, que tenga más ocasiones o una posesión abrumadora. Va de ganar, con garras y soportando atrás, si es necesario.