Roberto Martínez ve pasar el reloj mientras espera el llamado del Barcelona para ser el nuevo director técnico. No es un hecho, es una sensación manifiesta que se va convirtiendo en información con el paso de las horas y los desplantes y errores de Koeman en cada partido o rueda de prensa.

El empate ante el Cádiz dinamitó todo lo que existía a su favor por la imagen del equipo, aunque esa expulsión reclamando que había dos balones en el campo puede servir de cortina unos días y llegar al fin de semana con el (re) debut de Ansu Fati con el Barcelona, que salvo sorpresa mayúscula estará ante el Levante.

El entrenador de Bélgica ya fue sondeado en el pasado y también en algún momento pretendido por el Real Madrid, pero jamás quiso dejar de lado la selección belga esperando sacar el mayor provecho posible de la generación dorada de este país al que ya llevó a podio mundialista en Rusia 2018.

Las cosas ahora no parecen tan claras ya que la generación de relevo no empuja con la misma fuerza y tampoco hay una base sólida para al menos pelear el puesto anterior, por lo que el entrenador no vería con malos ojos estar en un club y más si se trata del Barcelona, uno de los grandes de Europa.

En caso de poder ficharle, la fecha más próxima sería el 10 de octubre, cuando Bélgica se juegue el Final Four de la Nations League europea, con posibilidades de ganar el título y en ese escenario, irse del seleccionado con las manos llenas y un gran trabajo realizado desde que tomó el timón del equipo.

Catar amenaza

La cercanía al mundial es otro factor en contra para el técnico y para el Barcelona, ya que la federación belga confía en mantenerle hasta el próximo mundial y así dar cierre a un ciclo para comenzar desde cero. Aunque no es la primera opción, Martínez no descarta considerar esa posibilidad.