"Los catalanes, que juegan en la máxima categoría por primera vez desde el fichaje de la superestrella Lionel Messi por el PSG, no suponen ninguna amenaza". Esas duras palabras forman parte del análisis de Bild en relación a lo que ofreció el Barcelona ante el Bayern Múnich en el estreno de la Champions League.

Un 0-3 que incluso dejó peor sabor que el 2-8 de Lisboa para algunas personas. En Portugal el técnico era Setién, una solución interina que además arrastraba una plantilla vencida y cansada que nunca pensó en llevarse 8 goles, pero que incluso en la grada se entendía que era el definitivo fin de ciclo.

Ahora las cosas fueron por un camino distinto ya que el club azulgrana se vio humillado anímicamente ante el equipo germano. El Bayern estuvo con hambre en 2020 y ganaron un triplete, sextete más adelante, pero esta vez, con la ansiedad aplacada por la experiencia, quisieron divertirse en el Camp Nou.

Una sensación parecida a la que dejó el PSG la campaña anterior con Koeman en el banquillo, unas elecciones en medio y Messi apagado, pese a su buen partido en la vuelta. Casualmente aquel partido dejó a Piqué en una penosa imagen ante Mbappé, algo similar a lo que pasó ante Lewandowski en el tercer gol el pasado martes.

Desde Alemania aseguran que el Barcelona “ya no es rival para el Bayern”, sentenciando que esta imagen del club será constante o al menos bastante duradera, algo que no se quiere permitir y según los últimos movimientos en los despachos tras la derrota, parece que las cosas con Koeman no tendrán mayor paciencia.

Cruyff, Xavi, Ten Hag…

La lista de candidatos para dirigir al Barcelona es interminable y de prescindir de los servicios de Koeman el mejor colocado es Jordi Cruyff, que cumple con labores varias en el club actualmente y se perfila como el indicado para darle fin a la temporada en caso de que el holandés no pueda terminar la campaña.