A pesar de las remontadas en Champions ante la Roma y Liverpool, sin olvidar el 8-2 del Bayern, el recuerdo de Messi guarda momentos peores como futbolista y estos están muy lejos de Barcelona, ya que lo más gris lo vivió con Argentina, la selección de su país, la camiseta con la que ha perdido una final de mundial y dos de Copa América.

Está en Brasil buscando de nuevo ese título que dos veces le robó Chile, selección que le dio la bienvenida con un amargo empate después de un gran gol, de los suyos, de zurda y a la escuadra con el tiro libre como puente para marcarlo. Messi empuja, intenta, pero ni se le da todo, ni es suficiente.

No es casualidad que los distintos medios deportivos del mundo hayan analizado el empate ante los australes de la misma manera, entendiendo a los albicelestes como un grupo inestable, al que la presión le puede pese a tener a uno de los mejores jugadores de la historia en sus filas, porque aquello de la garra parece ser cosa del pasado.

Regularidad o inteligencia táctica, da igual lo que se diga o se plantee desde el análisis minucioso, siempre pasan por el mismo bache que dibuja una curva irregular en rendimiento para el equipo, que si se adelanta, afloja en el juego; si va perdiendo, se crece hasta empatar pero no más de eso, si es que lo logra; si el juego se mantiene 0-0, Messi es el juez, si le sale.

Scaloni puede mejorar y dar algún giro a la selección, pero también podía Martino, Sampaoli igual y hasta Sabella, finalista en Brasil, pudo corregir algo. Pero siempre tiene un paso pendiente, un movimiento no hecho, una cuenta por saldar dentro del funcionamiento del equipo que ya vio desfilar a Mascherano y ahora tiene a Paredes, que el arquero no es uno del todo conocido y la 10 la sigue usando Messi.

Última oportunidad

Messi entiende esta Copa América como la última oportunidad de levantar un título con su selección en categoría absoluta, lo mismo que Agüero, que será su compañero en el Barcelona salvo sorpresa final. Ante esta situación, poco será lo que la pizarra diga, siempre que Messi pueda estar al cien y dominar la pelota.