Zidane ya es periódico de ayer en el Real Madrid, luego de anunciar su salida del club blanco en medio de una turbulenta semana desde que terminó la temporada sin títulos para los blancos. Una carta pública fue el detonante de la molestia de Florentino y todo el club hacia el francés, aunque no habrá respuesta.

Lo más claro de la carta es el ataque de Zidane a la prensa que cubre al Real Madrid, algo que evidentemente le dejó tocado en su relación diaria con el cargo de entrenador. Desde su confinamiento por COVID, se endureció su postura ante los medios de comunicación que constantemente le ponían fuera del equipo.

¿Ataque a Florentino? No del todo. Zidane dejó la frase de no sentirse apoyado por el club durante la temporada, así como el agradecimiento al presidente del equipo. Pero esa falta de apoyo pudo ser más bien por no salir a ratificarle, no al menos de forma clara hasta que el máximo dirigente de los blancos habló se la Superliga.

¿Solo de un lado?

Pero lo que más incomodidad dejó en el Real Madrid fue la falta de autocrítica por parte de Zidane, que cometió muchos errores en la campaña aunque según su punto de vista, no fueron del todo influyentes en lo que pasó con el equipo en distintos tramos de la temporada, como la eliminación ante el Alcoyano.

Militao terminó la temporada embalado, pero en la Copa del Rey el mejor en la cancha fue Antonio Blanco y le siguió Víctor Chust, ambos canteranos y muy lejos de los jugadores de primera plantilla. Eso, no es culpa de Zidane ni de ningún integrante del cuerpo técnico, los jugadores son los que mueven el balón.

Lo mismo ante el Chelsea, que bien se equivocó el francés con Vinicius de carrilero, pero también faltaban opciones en la banca, que no por Odegaard, que solicitó su salida entre las pocas opciones y su bajo rendimiento, tampoco Ceballos, que esta campaña no lo hizo del todo bien en Arsenal. Nadie puede hacer lo que Kroos o Modric.

Zidane dejó en claro que será madridista siempre y de seguro al cabo de dos o tres años es posible verlo de regreso, como técnico o como integrante de la estructura del club. Eso sí, siempre que no siga con ganas de entrenar, algo que dejó en claro, porque cansado del banquillo no está.