Mucho sufrió el Barça antes de estar en la cima que hoy disfruta. Al ver las complicaciones de las últimas temporadas es normal que la vieja guardia luzca más nerviosa de lo que posiblemente la situación amerite y como buenos videntes, acierten cada una de las debacles que tendrá el club en el futuro.

Esto ya se vivió a comienzos de los 2000 y como si de un deja vu se tratase, fue Laporta el presidente encargado de llegar al club con un gran fichaje y devolver el ritmo de competición al equipo. Este 19 de julio se celebran 18 años de aquel gran fichaje, el de Ronaldinho, que apareció con su sonrisa a cautivar a todos los culés.

Aquel verano de 2003 comenzó a convulsionar con la inminente salida de Beckham del Manchester United, generando que Laporta y Florentino comenzaran su batalla personal por el inglés y al mismo tiempo, con Ronaldinho bajo la manga en ambos casos, aunque nadie sabía de esto.

Ni el propio Manchester United, que mientras forzaba para que sacar el mayor dinero posible por Beckham también tocaba la puerta del PSG para llevarse al brasileño. El primer paso lo dio el Barcelona al presentar una oferta por el mediocampista inglés, pero David dejó un no rotundo porque su mente ya estaba en Madrid.

La segunda pieza del dominó fue Ronaldinho, que usó la misma vía del inglés con la oferta del United porque quería ir al Barça. 25 millones de euros abonados en el PSG y el brasileño firmó su contrato con el club azulgrana, que le recibió con casi 25 mil culés en su presentación como campeón del mundo y nuevo jugador de la institución.

El Manchester United quedó huérfano y el Barça comenzó uno de los mejores capítulos de su historia, con un jugador que marcó época comenzando por el debut y aquel golazo al Sevilla, para dejar en el recuerdo los dos goles antológicos ante el Real Madrid que el propio estadio merengue aplaudió.

Fin y reinicio

Laporta llegó para darle al Barça la sonrisa de Ronaldinho y mientras el brasileño forjaba su leyenda, Messi iba creciendo en La Masía apadrinado por el 10 del primer equipo, para finalmente decirle adiós con la llegada de Guardiola y recomenzar un ciclo al que de nuevo, el presidente llega para “fichar” a Messi como gran estrella, mientras en la juventud culé Pedri y Ansu Fati pintan el nuevo horizonte.